“La noble misión de protegernos”
La mayoría de nosotros, desde muy pequeños oímos hablar de los ángeles. A muchos nos dijeron que al momento de nacer, un ángel nos era asignado para acompañarnos y protegernos del mal. Se referían al ángel de la guarda, ángel guardián o ángel custodio.
Cuando era niña y escuché esos nombres que sonaban bonito y me inspiraban protección, pregunté ¿cómo son los ángeles de la guarda? o ¿dónde está mi ángel de la guarda? Pero por más que preguntaba no tenía una única respuesta, así que no me quedó más alternativa que crear con mi imaginación a mi ángel, así había aceptado a ese misterioso ser como un compañero incondicional que me protegía.
Actualmente, muchos niños tienen facilidad para conectar con su ángel de la guarda en comparación con los adultos que quizás por incredulidad o exceso de racionalidad no pueden hacerlo de la misma manera.
Aunque, existen testimonios de personas que al encontrarse en una situación que podría haberles causado daños físicos, o incluso la muerte, recibieron la ayuda que logró apartarlos del peligro. La describen como una fuerza invisible que intervino en un momento de dificultad, y en otros casos precisan que se presentaron a ayudarlos personas que no conocían y así como aparecieron, desaparecieron rápidamente. Sucesos inexplicables que son recordados y comentados con asombro y agradecimiento por la ayuda divina recibida.
Vemos que el ángel de la guarda es un ser muy especial, y como su nombre lo indica, su tarea es proteger a las personas, ser su resguardo, tanto en el alma como en el cuerpo, de los peligros que las acechan. Además, amorosamente acompañan, guían y apoyan a las personas en su día a día para tener una mayor conciencia de sus actos.
Estos seres maravillosos, los ángeles guardianes, son uno de los tantos ángeles celestiales porque existen muchos, incluso jerarquías o coros angélicos, de los que conversaremos más adelante. Ahora, vamos a empezar preguntándonos ¿qué es un ángel?
Se dice que la palabra ángel significa mensajero. En palabras de San Agustín, “Los ángeles son espíritus, pero no son ángeles porque sean espíritus, sino por ser enviados de Dios. El nombre de ángel se refiere a su oficio, no a su naturaleza. Su naturaleza es espíritu; su oficio, angelical. El ángel es un mensajero”. Entonces, podemos decir que los ángeles son los “mensajeros de lo divino” o los “mensajeros de Dios”.
Me gusta decir que los ángeles son seres espirituales que nos cuidan y protegen durante el tiempo que sea necesario. Es así como estos seres que no son visibles a nuestros ojos, cumplen la noble misión de guiarnos durante nuestra vida en la tierra. Podemos abrir nuestra mente, nuestro corazón, todo nuestro ser a los ángeles celestiales.
Y con relación a su apariencia ¿cómo son los ángeles? pues existen personas que aseguran haberlos visto directamente o en sueños, otros afirman haberlos percibido en destellos de luz, aromas a flores, música, cantos, plumas de aves o incluso haber escuchado su aleteo.
Si bien su apariencia es un misterio, conocemos de ellos, gracias a pinturas, cuentos y poesía; coincidentemente en su mayoría son representados como figuras humanas con alas. Algunos con rasgos muy finos y delicados; mientras otros son fuertes guerreros, siendo su mayor representante, el Arcángel Miguel, llamado “Príncipe de los Espíritus Celestiales” o “Príncipe de la Milicia Celestial”.
Se dice también que existen diferentes tipos de ángeles celestiales, que nos asisten como lo hace nuestro ángel de la guarda, pero ellos llegan a nosotros en situaciones específicas, como por ejemplo, los ángeles sanadores a quienes podemos recurrir en el momento que lo consideremos necesario, ya sea para nosotros u otras personas.
Como podemos ver, contamos con la protección constante de nuestro ángel de la guarda pero además, existe una legión de ángeles celestiales, de los cuales iremos conversando próximamente, que están dispuestos a ayudarnos en todo momento. Ellos son parte de nuestras vidas. Recordémoslo siempre.